
El equipo de la Bundesliga cuenta con su pequeña representación en Coyhaique después de que la camiseta de los Eisernen llegara a Bajo Marquesina.
Este bar-museo fundado en 2009 y trasladado a su ubicación actual 3 años después, se ha convertido por méritos propios en un referente para los amantes del fútbol. Liderado por su fundador Pablo Álvarez, este profesor de Historia ha sido capaz de coleccionar cientos de objetivos donados por clubes, aficionados o deportistas, que cuentan historias del deporte en la Patagonia pero también en el mundo entero.
Su último obsequio llega procedente de la capital alemana. El Union es un club del barrio de a las afueras de la ciudad y con una historia muy particular que les llevó a estar durante décadas al Este del muro de Berlín, en la antigua RDA. En esta época, en los años 70, nacía el Salvador Allende Viertel. El Gobierno se enfocó en la realización de grandes planes de vivienda y en Köpenick se planeó un vecindario para más de 10.000 personas. Mientras se construía la segunda fase del distrito, el expresidente chileno falleció así que en ese momento se decidió rebautizar al complejo en su honor.
Pero no es la única conexión de los Eisernen con el país andino ya que en el propio club trabaja un compatriota. Iñaki Mira colabora en el Lernzentrum, uno de los departamentos del club para hacer tareas sociales con los más jóvenes de la ciudad y que a través del Union puedan concienciarse de temas importantes como el respeto a la diversidad o los peligros de las redes sociales. Iñaki además es un experto en asesoramiento sobre seguridad y experiencia en los estadios y aportará sus conocimientos en el próximo Mundial Sub-20 que se disputará en Chile.
Desde Köpenick a Coyhaique se ha dado un paso más para fortalecer una Unión de Hierro con un país que tiene tanto en común con el principal equipo de la capital alemana.