Más de 300 chilenos se dieron cita en un bar porteño para ver la final de Copa América, tras la dramática definición por penales, se desató el carnaval blanco, azul y rojo en Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada.
Pese al frío intenso en Capital Federal, que amaneció con sólo 3 grados y un cielo parcialmente nublado, el día terminó por ser aún más triste y gélido para los argentinos, que otra vez, se quedaron con las ganas de conseguir un título y acabar con la sequía, que ya arrastra más de 20 años.“El sueño se terminó”, titularon los noticieros en Argentina, entre reproches y críticas por el pobre accionar del incomprendido Lionel Messi y la falta de garra y actitud de la mayoría de los seleccionados Albicelestes, que siguen sin lograr un título y que para muchos referentes del plantel como Javier Mascherano, ya es un karma.
A falta de un restaurante chileno disponible en la capital argentina, la asociación “Chilenos en Buenos Aires” organizó un colorido y emotivo evento en el bar Cuba Mía, a solo unas cuadras del emblemático Obelisco. Que una vez finalizada la definición por penales, no tuvo las espectaculares calles desbordas de hinchas, gritando, saltando y hondeando sus banderas celestes y blancas, pero la de ayer no fue la noche de algarabía y celebración que se espera en Buenos Aires, sino todo lo contrario, una muy triste noche porteña.

Pese a los eternos rencores y conflictos en temas políticos y territoriales entre ambos países, los poco más de 350 chilenos (en su mayoría estudiantes) que abarrotaron el bohemio resto-bar de comida cubana, supieron portarse a la altura y respetar el himno argentino, durante la transmisión del partido de la gran final de la Copa América 2015, que proyectaron en dos pantallas gigantes con la señal de Canal 13 de Chile.
Desde las 14:30 horas, la gente comenzó a llegar y a disfrutar de la previa, con algunos shows musicales. La hinchada chilena estuvo integrada por familias, niños y en su mayoría estudiantes universitarios de intercambio o que vienen por tres o cuatro años a las universidades públicas de Buenos Aires, debido a los altos costos de la educación en Chile.
Con el clásico “¡Chi-Chi-Chi-le-le-le, viva Chile!”…además de gritos de apoyo para el más querido de la hinchada, Gary Medel. Los entusiastas aficionados de La Roja festejaron y sufrieron durante los 120 minutos, obviamente tuvieron que realizar pequeñas pausas para salir a fumar a la calle y apaciguar de alguna manera los nervios. Pese al intenso frío, las jarras de cerveza no faltaron, tampoco la comida típica chilena, que hacían creer al puñado de aficionados chilenos, estar al otro lado de la cordillera. Hasta que llegó el dramático momento de la lotería de los penales, Chile mostró mayor jerarquía en esta oportunidad y logró quedarse con la primera Copa América de su historia, que hizo llorar de dicha a la fanaticada chilena en Buenos Aires.

Los cánticos de “Chile Campeón” y luego la entonación del himno nacional, retumbaron durante la premiación y la entrega de la anhelada Copa, que se les había negado ya en cuatro ocasiones anteriores, pero que esta vez y pese a las suspicacias por las presuntas ayudas arbitrales, los dirigidos por Jorge Sampaoli quebraron la historia y se quedaron con un merecido título, que no solo se celebró en la larga y angosta franja de tierra, sino en todo el mundo donde hay chilenos haciendo patria.