Carta abierta a Álvaro Henríquez

Alvarito, da la impresión que te has transformado en un pequeño dictador-burgués (no violador de derechos fundamentales claro está), pero dominante de un nombre que aparentemente ya dio que lo que tenía que dar.

Por Rainiero Guerrero
Panelista de Caleta Abarca

Estimado Alvarito:

¿Qué pasó contigo? Permíteme el arrojo de nombrarte “Alvarito”, como cariñosamente lo hemos hecho los que te escuchamos desde hace mucho años. Las siguientes palabras las escribo directamente de las vísceras porque verdaderamente siento que cambiaste, como todos lo hemos hecho con los años, pero para mal.

Siento que ese papel de Don Corleone del Liguria no te sienta. Las naranjas, los asesinatos, los códigos, la omertá se han interpuesto a lo mejor de tu arte, ese que en palabras podía decir cosas abstractas e iluminadas sobre muerte, miedo o fragilidad, siempre con una altura poética destacable hasta el día de hoy. Sin embargo, has optado por quedarte en la barra, con tus amigotes, golpeando la mesa, pagando cuentas y volviendo a casa con la tranquilidad del respeto al don.

Yo te respeto por tu música y tu poesía, esa que curtiste en el Bio Bio y en calle Romero, de lo otro no me hago cargo y acepto que la decisión de vida es personal e intransferible, pero si eso afecta a tu música y poesía, entonces es deber mío y de todos los que queremos a Los Tres de saltar y decirte “¿Qué pasa?”.

Desde aquellas portadas en la nefasta edición chilena de Rolling Stone donde sales devorando una mano, pasando por aquella del patrón del fundo -el jefe de jefes- te has transformado en de esos personajes latifundistas que tantas veces fustigaron las letras de Víctor Jara y la Nueva Canción Chilena. Ese aire de “aquí mando yo” ya no corre en estos tiempos donde grabary hacer música es gratis y además puedes hacerlo desde tu propia casa.

Alvarito, da la impresión que te has transformado en un pequeño dictador-burgués (no violador de derechos fundamentales claro está), pero dominante de un nombre que aparentemente ya dio que lo que tenía que dar. ‘Hey hey hey’ no es el reflejo de tu mejor creatividad, estoy profundamente convencido de que puedes hacer algo mejor y estoy terriblemente sobreconvencido de que eso tu los sabes. Espero que el disco nuevo acalle mis presagios.

¿Sobre el video? Sólo diré que estan malo como mala encontré la película NO, exageradamente nominada al Oscar. La exageración juega un rol importante en la atención mediática y este ha sido el caso.

Álvaro, has contado con el beneplácito TOTAL de los medios de comunicación para entregar tu mensaje, tus canciones y tus decisiones. Nadie ha cuestionado la salida de Ángel Parra que por cierto, algo debe esconder y que ha sido hábilmente aplacada por esta polémica; menos la de Pancho Molina, irreemplazable por cierto. Nadie del “medio” se ha atrevido a decir abiertamente que “hey,hey, hey” no está a la altura y ni siquiera es comparable con la propia historia de Los Tres. Eres el regalón y probablemente te los has ganado, pero no es la misma suerte que han tenido otros próceres que han sido fieles a su tradición y estilo, pero que ha sufrido toda la rigurosidad del medio en cada palabra pronunciada.

Finalmente quiero decirte que te admiro y siempre lo haré, eres el responsable de la música incidental de mi adolescencia y juventud. Eres el responsable de la mejor música que se ha escuchado en nuestro rock. Con Los Tres por fin pudimos tener a nuestros Beatles y contar hoy, historias pasadas de aquellos días cuando esperábamos la publicación del Unplugged o la radio Rock & Pop que anunciaba que “ya venía lo nuevo de Los Tres”. Eso es indeleble, está y nadie lo podrá borrar, pero el presente está vivo y latente y sin pedirte que vuelvas a hacer lo que ya hiciste, sólo dejo abierta la pregunta que yo al menos me hago desde hace un rato largo como fanático, hincha y periodista finalmente ¿Qué te pasó?

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